Un libro que me interesó al leer el argumento, en su contraportada, y que no me ha defraudado nada.
Nos cuenta la historia de un periodista, que en el mes de agosto se encuentra sólo en Madrid y un día encuentra un fajo de llaves en su escalera, dándose cuenta que abren todas y cada una de las puertas de las casas de sus vecinos. Y decidió entrar y ver las vidas de cada uno de ellos.
¿A qué asi ya parece interesante? Pues eso es lo que me pasó a mi. Me enganchó ya, y reconozco que al leerlo también.
Es un libro corto, sencillo, que no simple. Por la manera de escribrirlo da la sensación de que es una historia real que nos está contando su autor.
Me ha gustado mucho. Muy recomendable.
Espero que lo disfrutéis tanto como yo
Estupendo, he empezado uno cortito, UN HIJO, cuando lo termine empiezo este, parece interesante
ResponderEliminarLa reseña me decidió a elegirlo como lectura en los días de vacaciones de Semana Santa. Me ha parecido entretenido y sobre todo destacaría la originalidad con la que está planteado.
ResponderEliminarLo he leído y me ha gustado mucho. Original en su presentación y además, indirectamente hace referencia a un defecto que últimamente descubro en muchos libros de autores actuales: un maravilloso desarrollo y un acelerado desenlace. Corto y muy agradable de leer
ResponderEliminarA mi me ha encantado también el libro. He tenido la percepción igualmente de estar escuchando la voz en off, los comentarios del autor en el Telediario. Para mi sus reportajes tienen un enfoque muy personal de aquello que cuenta cuando por ejemplo presenta un festival de cine, cuando cuenta la historia de un cuadro...Me parece que ha usado la misma técnica en la redacción . La historia contada no es sofisticada, al revés, de andar por casa, nunca mejor dicho. Son todos vecinos sencillos y que por caprichos de la vida acaban siendo testigos algunos, incluso mudos de una situación límite. Todos los personajes son fieles a sus ideas, saben lo que quieren y actúan en consecuencia...la portera que relata la vida de los otros, el cartero que siempre ha querido serlo repartiendo cartas "destinadas" , Héctor que trabaja la noche y persigue las mañanas, Simón que demuestra su amor incondicional de vencimiento anual y prórroga tácita hasta el fin de sus días y, Ana, que quiere y decide cuantas veces puede. Y, por encima de todo , un periodista al que no le importa fisgonear y ser testigo "en diferido" de un auto muy cercano pero ya prescrito...sin "directos", con olor a naftalina, y, casi de color sepia . Como en sus reportajes , no cuenta la historia sino que homenajea reconociendo el mérito , que, en este caso se refiere a ese amor sentido, sin objeciones, parcheado , anestesiado y fabulado de Simón materializado a través del recuerdo, la escritura y sus ensoñaciones y que, para él, sigue estando en plazo. Esta es la noticia, así de simple y de extraordinaria a la vez.
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